10 AÑOS DESPUÉS...

24/07/2023

Son incontables las personas, eventos, lagrimas, seres queridos, y sonrisas que he dejado por el camino. Un diagnostico, decenas de viajes en avión, innumerables canciones y nuevas obsesiones, nuevos conocidos, amores e incluso Amigos. Varias nuevas familias. Trabajos, salir de mi zona de confort, hogares... ¿Cómo puede haber cambiado tanto todo? ¿Cómo es posible que aun recuerde la sonrisa de aquellos que decidieron dejarme? ¿Algún día dejaré de soñar con su voz? ¿Dejaré de pensar en como le irá? ¿Es posible olvidar quién fui tan fácilmente? Tantos nuevos recuerdos, tantos pensamientos, nuevos miedos y vergüenzas, y sobre todo una nueva vaina de vainilla que aunque sea más madura, sigue sin entender nada. 

Es difícil encontrar la esencia de lo que era, el sabor amargo que recorría mi boca, el olor a lagrimas y fortaleza. Ahora hay paz. Una paz que a veces se auto boicotea porque después de 20 años de guerras, es difícil vivir en el nuevo mundo que me plantean, y aun sabiendo de mi fortuna y dicha, sigo pensando que soy aquella vaina podrida a la que pisoteaban una y otra vez. Supongo que es imposible desprenderse del pasado, aunque pasen 10 años. 

 

 

Ansiedad

No, ningún extraterrestre con pajarita y cabina de teléfono va a venir a salvarnos. Tampoco podemos confiar nuestro destino a algún hechizo de defensa contra las artes oscuras. Si, tampoco hay una persona que luche por nosotros vestida en llamas y armada con un arco. Ni los dioses del olimpo enviaran un bastardo para ayudarnos. El amor es solo una concepción social, y ningún beso de amor verdadero terminará con tus problemas, los animales no hablan y en general, el malo gana la partida, solo que no es el malo, es simplemente el poderoso. 

Aún así seguimos mirando al cielo. Seguimos leyendo nuestro horóscopo, como si no supiéramos que se lo inventó el becario de la redacción. Seguimos comprando lotería, y seguimos pidiendo deseos que no se cumplen mientras soplamos las velas de nuestro cumpleaños. Me pregunto si lo que llamamos esperanza es simplemente instinto de supervivencia... Y aún así, seguimos viendo como todos los días las cifras de muertos se disparan, como hay niños sin padres, como hay padres que abusan de sus niños. Como el rico se hace más rico y el pobre se pudre en la miseria. “Haber estudiado” nos decimos, como si fuera un requisito mínimo para ser humano, para merecer una vida digna. 

Creemos y esperamos que nuestro voto sirva de algo, pensamos que realmente tenemos el poder pero tus decisiones no son más que un conducto sociológico, un juego de roles que se inventó hace muchos años. Y aún así, decides ir por fuera del conducto, decides “pasar de los roles” te vistes con ropa diferente, te pavoneas de que “eso no es para ti” que “tu eres especial” pero lo que crees que te hace especial es lo que te hace una más del rebaño. 

 

Corres, sigues haciéndolo, desde que naciste. Tu corazón se va a salir del pecho porque la maratón lleva un ritmo frenético que te asfixia. “Estrés” proclaman, poniéndole un estúpido nombre a tu vida “Ansiedad” es otro de esos nombres. Bienvenida al siglo XXI donde las enfermedades mentales son solo una etiqueta para que te sientas mejor con tu precariedad “Me siento mal, debe ser la ansiedad, tomaré esta pastilla y se me pasara”. Y si, la vida pasa y tú te preguntas ¿Qué he hecho mal? ¿No corrí lo suficiente? Si, me adelantaron, pero a la vez hay mucha gente a mi ritmo, que también se ahoga, que también quiere parar. Que solo quieren sentarse y mirar al mar. Te prometes que conseguirás avanzar, que esto es solo una mala racha y que “desde abajo solo se puede ir para arriba” y así te auto engañas y vuelves a engancharte a la carrera, donde en el fondo sabes, que morirás.

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